tratado (del) hueco




Los Buenosparanada ejercitan su ocio en la contemplación a través de las ventanas. De pensar en un tratadodel Hueco –como Möbius en sueños concibió alguna vez– tendría que empezar por una serie deinstrucciones sobre la manera más provechosa de habitar puertas y ventanas,pero sobre todo ventanas porque una puerta no tiene paciencia para trabar relacióncon las personas, lo que importa cuando se habla de portales, es lo que hay deuno y otro lado; las puertas son arrogantes y opresoras, no tolerandubitaciones: entras o no. Los Buenosparanada no esperan gustosos ante una puerta; entreun lado y otro hay urgencia, ansiedad o mandato. Estás dentro o fuera.
            Lasventanas en cambio --según ellos--, cuyo principio es el opuesto al de las puertas, llegan aconocer a quienes miran a través de ellas a base de constancia. Saben haciadónde se dirigen las miradas de los fisgones a quienes velan. Son una manera deestar en el mundo sin tener que arriesgar el pellejo al convivir con, por ejemplo, los Idiógrafos; no cuestionan las aversiones ni las perversiones. Pero si un  Buenoparanada decidesaltar, la ventana tampoco lo impedirá, porque la ventana es amiga. Las ventanas tienen la doble facultad de la revelación y la invisibilidad.
             Según estas consideraciones, se entiende por qué los Idiógrafos siempre quieren pasar por las puertas, mientras que los Buenosparanada prefieren, también con falsa modestia, quedarse a mirar antes de tirarse.

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