Confusiones idiográficas



A los idiógrafos los confunden tres cosas

-el olor del puré de papa
-la procedencia de las hojas de papel
-el Turista Mundial

Había una idiógrafa que no sabía jugar Turista Mundial, pero estaba convencida de que sí. Cuando fue expulsada del juego antes de terminar (de acuerdo, fue una medida un poco extrema), lloró y lloró con sus amigas idiógrafas que estaban en Adivina Quién. Les dijo que la habían discriminado por ser idiógrafa, y que la habían hecho víctima de tortura intelectual, cuando ella sólo quería enseñar al resto de los jugadores el arte de un buen Monopolio; sus intenciones eran completamente humanitarias. Hay gente que guarda sus secretos para sí, pero esta idiógrafa estaba dispuesta a revelar todo lo que Murakami, Stephenie Meyer y otros contemporáneos le habían enseñado (obviamente, aplicándolo al Turista).     
Sus amigas de Adivina Quién la admitieron en su juego (-Qué bueno que te sacaron de ahí, los de Turista no saben qué hacer contigo. El Turista Mundial reprime y obstaculiza tu talento). Ahora la idiógrafa se siente satisfecha.
Lo que quizás nunca sabrá, es que no la discriminaban por ser idiógrafa, sino por ser mala estratega.

Por otro lado, seamos sinceros, los Buenosparanada también quisieran jugar Adivina Quién. El problema es que las reglas son tan ambiguas (y los Buenosparanada no tienen amigos dentro del juego) que es difícil saber cuáles son los méritos para entrar.

Los buenosparanada no se complican y se sientan a jugar Maratón. Tampoco son tan buenos, pero al menos, saben que siempre ganarán con la ficha de la Ignorancia.

El profesor Möbius se ríe a ratos entre sueños. Nunca ha comprendido los juegos de mesa.

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