"Cuando
la gente empieza a dejar de nombrarse quiere decir que ha aceptado la realidad.
Llamar por el nombre propio a alguien, sobre todo a alguien ausente, es un acto
de sublevación contra el mundo y el olvido; significa el rechazo al curso de
las cosas, significa el repudio a la muerte, y por lo tanto, la negación del
tiempo. Por es necesario nombrar a los muertos, a los ausentes. "
César Alfam, Historia del polvo
Suscribirse a:
Enviar comentarios (Atom)
0 comentarios:
Publicar un comentario