Para Lirva
no es la maga ni oliveira, inmortales más que cortázar, tampoco es la rosada buenos aires con la que sueñan los buenosparanada cada vez que se preguntan: ¿por qué demonios teníamos que venirnos a este lado del mundo donde ya no hay sol?, no es el español mezcla de gitano y romance, ni el acentito agudo y a veces cursi de los argentinos, no son los ojos claros que tuvieron a bien dejar las hordas de extranjeros (invasores, refugiados y nazis en decadencia), ni la proverbial arrogancia a veces ramplona y otras justificada, no es la maravillosa clarividencia de un Borges cegado por el hielo del norte. no.
no es ni siquiera gardel y el perfume y los cigarros.
argentina tiene el absoluto sur. el resto importa menos.
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